viernes, 21 de noviembre de 2008

Saber que no todo da igual

No sé si los argentinos estamos locos. Pero ciertamente nos va a volver locos el manejo de información y de opinión al que estamos sometidos. Si realmente fuera cierto que la nacionalización de los fondos de pensión es todo lo malo que se dice no se entendería cómo no salimos a las calles con nuestras cacerolas como salimos hace unos meses cuando el conflicto de la 125. ¿tan obsecuentes somos que salimos a la calle a defender la renta de los productores rurales y no nuestro dinero? ¿Estamos locos?


El punto es que así como son pocos los católicos que no fornican, son pocos los que realmente creen (creían) que el sistema de capitalización realmente funciona(ba). Igual que en la grey católica donde se va a misa pero después se cede al pecado, la mayoría aportaba al regimen de capitalización, sin esperar nada de ello. Lo cual también es medio neurótico.

Uno podría subirse a un bondi demagógico  y decir que lo que pasa es que "la gente la tiene clara". No creo. A la gente le caben las historias persecutorias. Ayer nos iban a cagar las AFJP, hoy nos van a cagar los K, que van a usar la guita de las AFJP para las carteras de Luis Vuitton.  No de otra manera se puede entender que la Ciudad de Buenos Aires haya sido una de las primeras (¿la única?) en las que ganó el Frente Grande y que ahora gane el PRO.

La policía pasa de ser una organización mafiosa a la única barrera para detener esta ola incontenible de delincuentes jóvenes y falopeados. Pasamos de ser los mejores del mundo a siempre encontrar algo que nos lleve a tener vergüenza de nosotros mismos.

Esta es la tierra fértil para Carrió, que nunca gana pero siempre está subida. Pasa de combativa de izquierda a mística religiosa y de mística religiosa a conservadora. Y siempre tiene el voto del medio pelo. 

"La única obligación que tenemos es no ser imbéciles. Imbécil es:

a)      el que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual

b)      el que cree que lo quiere todo

c)      el que no sabe lo quiere, ni se molesta en averiguarlo

d)     el que sabe qué quiere, sabe por qué lo quiere, pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza

       e)      el que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad
A la imbecilidad moral Savater opone la conciencia, que se caracateriza, entre otras cosas por 
Saber que no todo da igual
De eso se trata

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