martes, 9 de noviembre de 2010

Guía del perfecto imbécil



Imbécil: adj. Alelado, escaso de razón
Diccionario de la Real Academia Española


Muchas veces uno se pregunta cómo hacen algunas personas para ser tan imbéciles. Al hacernos esa pregunta damos por sentado que con nuestros matices todos tendemos a no bajar del umbral que nos coloca en el terreno de la imbecilidad. Y aún los que entran en esa categoría tienen cierto pudor y son pocos los que nos llevan a preguntarnos "¿cómo?".

Cada cual debe tener su receta. En estos últimos días, viendo el comportamiento de algunos especímenes de nuestra patria, pude entrever la fórmula, o una de las fórmulas, que tiene esta gente. Siguiendo los pasos detallados a continuación Ud. podrá fácilmente no sólo convertirse en un imbécil, sino en un perfecto imbécil.

Ante la muerte de un líder popular como la ocurrida en nuestro país hace unas semanas, despáchese adelante de una concurrencia bien amplia con comentarios tales como "Un hijo de puta menos", "que pena que no sufrió mucho" o cosas del estilo. Es importante que Ud. no chequee si sus oyentes comparten con Ud. su odio incontenible y su mal gusto. Si lo hace en ámbitos tales como redes sociales, o listas de correo electrónico, Ud. se perfila como un imbécil en potencia.

Si alguien en ese ambiente le reprocha su comentario, no vuelva para atrás. El imbécil no entra en razón nunca. Por el contrario, en este momento Ud. pondrá a prueba su pasta de imbécil a pedal levantando la apuesta. Hay muchas maneras de lograr esto, a modo de consejo una buena forma de conseguirlo es mediante una simple pregunta: "¿Qué? ¡No me digás que sos K vos!", otra más sutil puede ser "¿No hay libertad de opinión?"

Pasado este segundo paso, Ud. corre el riesgo que la gente ya se de cuenta que Ud. es un imbécil a prueba de balas y que tomen la aconsejable actitud de simplemente ignorarlo. Si esto ocurre no podrá llegar a la tercera etapa en la cual Ud. se doctora de imbécil. Esta etapa ocurre cuando alguno de sus interlocutores acude al merecidísimo descalificativo personal, o de su señora mamá. Si esto ocurre alégrese, pues se la han dejado picando para que Ud. dé el toque magistral. Ahora Ud. debe erigirse como un vocero de la razón, en este momento métase en la cabeza que Descartes y Ud. son un doble para ganar todas las Copas Davis de la razón de acá hasta el fin de los tiempos. La frase típica en este momento sería "¿Ves que con vos no se puede discutir? ¡Insultar! ¡Eso es todo lo que ustedes saben hacer! ¡No tienen ningún argumento!".

¿Vió? Es muy sencillo. Si está decidido a ser un perfecto imbécil ¡adelante! aún está a tiempo de meter un bocado.

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